jueves, 29 de octubre de 2015

Una pregunta en el aire

Esta es una conversación por Twitter en torno a la celebración del Día de la Hispanidad (12 de octubre) y la controversia sobre su moralidad, sobre todo ante los ojos de los "colonizados". Que la pregunta final quedara en el aire (también me incluyo), no resulta de ser inquietante.

Antes de ello, pego aquí esta información: "El 12 de octubre de cada año es la fecha de la Fiesta Nacional de España, conocida también como Día de la Hispanidad. Esta festividad está reconocida como Fiesta Nacional por ley desde 1987, si bien ya se celebraba con anterioridad, y fue escogida como conmemoración del día en que Colón llegó por primera vez a tierras americanas en el año 1492. En este día se celebra el inicio de un proceso de unificación de los distintos reinos españoles en una sola corona, así como el momento a partir del cual se da comienzo una proyección del reino español que traspasa los límites del viejo continente". Fuente: www.diafestivo.es




viernes, 16 de octubre de 2015

Una renuncia y un rechazo


"Watching tv". Imagen de sookie - CC BY 2.0

Nunca me había puesto a pensar sobre el porno, hasta que hace poco asistí a una conferencia titulada “La pornografía como un destino privilegiado en las parejas contemporáneas”, a cargo del psicoanalista Óscar Ventura, miembro del Instituto del Campo Freudiano de Alicante.

Según el ponente, actualmente asistimos a un repunte importante en el uso de la pornografía, hasta el punto de haberse convertido en una “presencia cotidiana” como “espectáculo masivo de la relación sexual”, y ello gracias al “auxilio innegable que el recurso técnico le ha proporcionado”. Un incremento también constatado en la consulta psicoanalítica.

Óscar Ventura rodeó desde el psicoanálisis diversos aspectos concernientes al porno y al cambio de escala mencionado. Una vez anunciado su propósito de mantener la distancia con cualquier tipo de moralismo, habló del vacío que el porno no logra llenar, del goce asociado al instinto de muerte que en él se pone en juego, de su etimología lingüística remitente a los conceptos de “venta” (comercio) e "imagen", de la sociedad del exceso en la que se inscribe, de su consumo más allá del tradicional visionado en pareja, realizado ahora por el “Uno solo”, de cierta mirada devuelta por la pantalla; de la ausencia de un velo-límite que sí está presente en el erotismo, de la ausencia también de relato (de palabra); de la sustitución del otro por un objeto, o de la posición, bajo su punto de vista conservadora, oculta en un mensaje “liberador” que en torno al porno ha promovido cierto feminismo, al tiempo que otro lo rechaza de plano.

Para saber más sobre el contenido de la conferencia puedes visitar estos enlaces del taller de Pornografía y Goce de las Jornadas de la ELP 2014, taller coordinado por Óscar Ventura: [1] [2]

A mí la chispa se me encendió a partir de cierto concepto introducido por una asistente en el turno de preguntas, y subrayado por el conferenciante en su réplica como algo desgraciadamente en desuso: el "compromiso". Escuchándoles, caí en la cuenta de una acepción de “compromiso” poco visible: la de “riesgo”. Y lo hice notar. Comprometerse es también arriesgarse. Y de esta nueva palabra, "arriesgar", expuse que personalmente llegaba a otra: "claudicar". Intuitivamente definí entonces la adicción al porno como una claudicación anticipada. Porque si nos fijamos bien en lo más característico o llamativo del film pornográfico, además de la explicitud, eso es la facilidad con la que allí acontece el hecho sexual. Ante los ojos del hombre, su principal consumidor, todo discurre sin resistencia y como cuesta abajo, de forma directa, inmediata y regalada: el producto se ofrece limpio, troceado, ordenado, envasado y servido. Justo lo contrario que ocurre en una relación sexual real, donde la complicación es el factor común.

Sí, la excesiva facilidad en el porno (sobredeterminada en la facilidad técnica de su difusión) parecía esconder por contraste la sombra de una dificultad. Óscar Ventura aprobó mi conclusión, e hizo alusión a la necesidad de apostar encarando la posibilidad de la pérdida.

De igual manera, pienso que la dificultad de compromiso sostendría otro fenómeno recurrente en nuestros días, el de la hipersexualidad (término que sustituye actualmente al de ninfomanía y satiriasis). Y es que comprometerse donde, cuando, como y con quien no conviene es otra forma de no comprometerse.

Volviendo al porno, creo que es necesario dar todavía un paso más para llegar al fondo de la cuestión: ¿no estará actuando, en su desmesurada proliferación, además de esa claudicación ante lo arriesgado, ante lo comprometido que en general es vivir, una renuncia frente a algo que se presiente no ya difícil, sino directamente imposible de conseguir? Y ésta es una pregunta dirigida también a la mujer de hoy en día, una pregunta sobre su propio compromiso, que entronca con un asunto igualmente apuntado en la conferencia: la desaparición contemporánea de lo viril (lo viril positivamente entendido).

"No hay relación sexual", "La mujer no existe", decía Lacan en sus famosos aforismos. Desde luego que no en una pantalla. Pero, ¿puede llegar a darse fuera de ella? Pienso que depende de dos.

domingo, 5 de julio de 2015

La suegra

De momento aparece en mi cabeza una música. Es una alegre marcha militar, silbada, muy conocida. ¿De dónde me ha venido a mí esto? Quiero saber cuál es... ¿pero cómo? Al buscador no se le puede silbar. Tampoco tengo la app. Pues nada, a lo bruto: busco "marcha militar silbada". Y ahí está, "la marcha del coronel Bogey". Y más información: se hizo muy famosa gracias a la película "El puente sobre el río Kwai" (1957). Habrá que verla, ¿no? Pues sí.


Como siempre, si tú lector no la has visto, igual te interesa hacerlo antes de seguir, porque en adelante la "destripo" (en el buen sentido, espero).

Un batallón de soldados ingleses hace su entrada en un campo militar. El entorno es selvático, exótico, algo funesto. La tropa llega silbando la animada tonadilla. Sin embargo, el campo es del enemigo, y ellos los nuevos prisioneros.

Aparte de la locura, lo único que permite a todo prisionero soportar su condición es la esperanza de dejar de serlo. Para ello hay a su vez dos opciones: huir o, menos habitual, reconvertir la situación (a lo que ayuda, como es el caso, que la prisión carezca de alambradas). Nicholson, el coronel a cargo de la tropa inglesa, optará por lo segundo, olvidando de paso la guerra que le llevó allí; algo que tampoco parecerá tener demasiado en cuenta el coronel Saito, mando japonés bajo el que han quedado sometidos.

Intentando por mi parte obviar lo mucho que Nicholson se pasa de moderno durante casi toda la película (más de tres pueblos), hay que reconocerle el valor de no ceder su dignidad humana ante el carcelero japonés. Su baza: que éste es a su vez prisionero de otras causas. Jugándola, no sin riesgo, conseguirá su propósito.

A cambio, Nicholson y sus soldados construirán un puente para Saito.

A priori, tender puentes es algo positivo; une dos partes antes separadas, facilita… ¿Qué puede tener de malo ayudar a construir uno? Además, la tropa lo agradecerá, se sentirá útil. Y podrán negociar mejoras en el trato. Pero hay un personaje, alguien que quizás no silbaba al entrar, que anticipa dudas al respecto. Es el médico de la compañía, el mayor Clipton. Su pragmatismo recoge una reserva que posiblemente ya estaba instalada en el espectador: ¿no perjudicará tal construcción a su coalición, proporcionando al enemigo una infraestructura que éste podría utilizar en su contra? ¿No sería mejor comportarse como prisioneros normales? Porque aunque en su pulso particular los coroneles Nicholson y Saito parecen haber olvidado que hay un mundo exterior al suyo, la realidad es que sus respectivos países siguen en la distancia planes ajenos a ellos. Con eso en mente, el mayor Clipton, sentado entre los restos de los árboles que han servido de pilares para la nueva obra, asistirá alejado a la inauguración-bautismo. Y cuando éste se torne en voladura acudirá y exclamará, claro: “¡Esto es una locura!”.

¿Pero a qué se refiere Clipton más en concreto? Yo pienso que a varias cosas, aunque sobre todo a una en particular: al dolor de ver destruido el noble simbolismo que todo puente encarna, y muertos a los que inocentemente a él se acogían. Un puente y un tren malogrados que son además paradigmas técnicos de la civilización que el mayor Clipton representa, por no mencionar las vidas humanas arruinadas de las que su profesión es estandarte de protección. El realismo de la escena (nada de maquetas), su brutal verosimilitud, apoyaría esta tesis.

Las guerras y las prisiones existen, y en ocasiones pueden superarse dentro de una convivencia respetuosa y constructiva. Hasta que llega alguien que desde su despacho ha pensado que deben continuar, y te las recuerda.

domingo, 21 de junio de 2015

Sueños agitados bajo el Benacantil


Algunas noches de verano, las gaviotas sobrevuelan sin descanso la Cara del Moro y el Castillo de Santa Bárbara.

Gracias a unos potentes focos, las aves, al igual que los restos del antiguo baluarte alicantino, se alzan brillantes sobre la ciudad dormida; extrañas a su letargo, dominan desde la altura el barrio viejo, la playa y el puerto, sumidos a esas horas en una espesa y negra quietud ligeramente bañada de brisa marina.

Desafiando el vértigo, las gaviotas se enzarzan en frenéticas espirales junto a la mole rocosa. Durante estos lances cruzan entre sí violentos graznidos, como si se increparan; y lo hacen con tal intensidad e insistencia que por momentos parecen a punto de pronunciar una primera palabra; pero nunca la dicen: repiten indefinidamente esos agudos sonidos cuyos ecos se cuelan en lo sueños y en los desvelos de la antigua Lucentum.

Al día siguiente descienden del Benacantil, y se las ve de nuevo silenciosas y solitarias surcar la orilla del Mediterráneo, desplegando su imponente belleza blanca y decorando el cielo azul con su habitual vuelo sin lastres; un vuelo sereno, majestuoso y eterno.

"Seagull", fotografía de snapper. CC BY 2.0


Junio de 2013

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Disturbed dreams under mount Benacantil
(translation into English by Dr Irina Reyero-Sans)

Some summer nights, the seagulls fly over La Cara del Moro and Santa Bárbara Castle without rest.

Imposing, both the birds and the remains of the Alicantinian stronghold alike shine over the dormant city, thanks to powerful floodlights. High above, unaware of the city´s lethargy, the seagulls rule over the old quarters, the beach, and the harbour which, in the small hours, sink into a deep and dark calm washed in sea breeze.

Defying vertigo, the seagulls get mixed up in a frenetic spiral next to the rocky mass. During these episodes, the birds exchange violent squawks as if scolding one another. They do it so intensely and insistently that for a moment they seem to be just about to utter their first word... but they never do. They repeat those never-ending shrilling sounds whose echoes slip into the dreams and troubles of the ancestral Lucentum*.

The next day, the seagulls descend from Mount Benacantil. One can see them silent and lonely again while they fly through the Mediterranean shores, spreading their splendid white beauty, adorning the blue skies with their usual ballast-free flight... a serene, majestic and everlasting flight.


*old Latin term for Alicante.

jueves, 4 de junio de 2015

Caer en la cuenta. Vértigo de Hitchcock



Acabo de revisar Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958) tras saber que el filósofo Eugenio Trías habló sobre ella en su libro Lo Bello y lo Siniestro.

Viéndola me he dado cuenta que recordaba escenas y sospechas, entre ellas una muy traumática, la espeluznante caída del policía (¡transgresora infancia mía de los rombos!).

He escrito este texto porque creía entrever en la película cierto significado oculto. Y ha surgido esta interpretación:

En Vértigo, Hitchcock apela a nuestra ingenuidad para que nos dejemos llevar por la de Scottie, y una vez dentro, nos plantea un juego de espejos en el que varios personajes femeninos (la falsa Madeleine, Carlotta Valdés, Judy...) parecen remitir a uno solo: la verdadera Madeleine, a la postre auténtico objeto de deseo imaginario para Scottie.

Pero esa verdadera Madeleine es un imposible para él, por muchos motivos: primero porque es la esposa de su amigo, segundo porque le es desconocida y, tercero, porque está muerta.

Un círculo vicioso del que Scottie solo podrá salir, curiosamente, llevando su obsesión hasta las últimas consecuencias. Esta paradoja funciona en paralelo con otra: la oportunidad de emergencia de una nueva personalidad a partir del mimetismo. Posibilidad que finalmente no se concretará porque, nueva paradoja conectada con la anterior, Judy resultará ser una copia (demasiado) exacta de la falsa Madeleine. Sí, tanto contrasentido marea, pero es que aún ha quedado otro por el camino: la resistencia al mimetismo en Judy como intento de pasar desapercibida. Y creo que ahí acaban; dejando por fin atrás las espirales, y esperando que encuentren sostén unas en otras, podemos retomar la película en su desenlace para decir que, de alguna manera (trágica), éste hará justicia a la infidelidad que alimentó el deseo imaginario, a la par que permitirá a Scottie vencer su vértigo.

Profundizando todavía un poco más en el juego de espejos e identificaciones al que hacía referencia antes, podemos situarnos ahora en la hipótesis extrema de que todas las versiones de Madeleine fueran en la cabeza de Hitchcock un único personaje que éste presentara múltiplemente desdoblado (o troceado) a su protagonista Scottie. Pienso que con ello la película se dejaría sacar otros matices. Así, desde la nueva referencia, podríamos hacer esta lectura del argumento de la película: una mujer que es secretamente rechazada o utilizada por cierto individuo se convierte en objeto de "deseo" obsesivo para otro. Siguiendo con la hipótesis de un falso y encubridor desdoblamiento fílmico identificaríamos también la complicidad de ese personaje femenino matriz en su propia defenestración y posterior adulterio (real o imaginario). O, por último, nos atreveríamos a completar el cuadro de la única Madeleine a través de Midge, la amiga del protagonista, quien le aportaría una vertiente de abnegación maternal.


Vértigo, pues, se perfila ante mis ojos como una metáfora sobre determinadas relaciones paterno-materno-filiales perversas, en las que la capa superior promueve la seducción y el apego como mecanismos de ocultación.

En el caso de la figura patriarcal u oligárquica representada por Gavin Elster, dicha ocultación se referiría a su impulso de acumulación; un personaje el de Gavin que es víctima a su vez de los brillos de una Modernidad vertiginosa, llena de cimas y precipicios y poco proclive a la re-creación (como el cuerpo de Judy). La actitud de Gavin desemboca en la destrucción en vez del cambio.


Por su parte, en el personaje "filial" masculino (el de Judy también tendría un componente "filial"), sobre el que recae el acento de la película, el vértigo sería la expresión de una oscura necesidad de caída (¿rechazo más atracción?), y la superación de la misma sólo posible tras descubrir las partes menos amables del imaginario que la forjó.


Tenía razón Trías: lo bello y lo siniestro van de la mano, no puede darse lo uno sin lo otro. Para explicárnoslo mejor, Vértigo se sitúa en el límite, invitándonos de paso a pensar que quizás lo óptimo sería algún punto intermedio.


Materiales

Seguramente estos collages míos del 2007 tengan algo que ver con Vértigo. El recortable del que parten recuerda, según me apuntaron en su día, tanto al muñeco de "inocente-inocente" como a la silueta de un crimen:




Por último, también he encontrado esta canción de Lemonheads (Into your arms, 1993) en la que se busca un lugar cálido y seguro ante una posible caída, mensaje redentor y fácilmente relacionable con todos los personajes de la película, por distintos motivos en cada caso: con Scottie, con Calvin, con Midge y con Madeleine-Judy, cuyas últimas palabras son precisamente: "Oh, Scottie, please. You love me now, you’ll keep me safe":





www.filmaffinity.com/es/user/rating/348567/647094.html

jueves, 21 de mayo de 2015

El grupo como deseo

Dedicado al Imaginario, ese insensato padre del Deseo. Y a Ignacio Ruiz Lafita.

Puzzle deslizable. www.rompecabezasgratis.com. Play




Este artículo es revisión de un trabajo que redacté en 2012 durante un curso de dinámicas grupales (psicodrama).

Sin un objetivo específico inicial más que clarificar algunos términos psicoanalíticos (lacanianos) como "Imaginario", "Simbólico" o "Deseo" (1) (2), comenzaba intentando observar los conceptos que dichos términos encierran desde una óptica naturalista (darwiniana) y antropológica, aunque fuera a costa de caer en reduccionismos, en círculos viciosos... o en algún berenjenal.

Tomando lo instintivo como punto de partida hacía la siguiente hipótesis: lo Imaginario psicoanalítico (la capacidad representativa o inventiva de "lugares" que taponen la Falta Originaria del individuo -su posición psíquica de vacío estructural, de demanda continua, de insatisfacción, de escisión, de contiguidad a la angustia... como quiera nombrarse-) sería en primera instancia un instinto más, es decir, un impulso del orden natural, genéticamente establecido y seleccionado.

Se trataría de un instinto, el imaginario, responsable a la larga de la emergencia del Yo o identidad individual (3).

Según el psicoanálisis, lo Imaginario tiende a "deformar" por represión todo lo que encuentra a su paso para buscar la propia afirmación o realce constituyente, aunque sea de manera ilusoria. Dicha represión afectaría en especial al resto de instintos (en forma de inhibición, exacerbación, desplazamiento, etc). La raza humana quedaría entonces caracterizada por unos instintos en conflicto, y en concreto, por un conflicto entre el instinto imaginario y todos los demás.

De forma relevante, cierto desencuentro fundamental ocurriría entre lo Imaginario y lo grupal (siendo claramente la formación de grupos un elemento instintivo, dado que ocurre en muchas especies animales).

Ante el impulso representativo individual (e individualizante) para taponar la Falta, el grupo "reaccionaría" proponiendo lugares comunes de representación que permitieran mantener la estabilidad colectiva. A esas representaciones alternativas, también imaginarias, también "deformantes", pero aportadas desde el grupo las quiero empezar a denominar simbolizaciones (4) (5).

Simplificando mucho, propondría tres soportes principales de simbolización grupal que la civilización habría encontrado hasta la fecha: la Naturaleza, el propio Grupo (6) y, ya contemporáneamente, un tercero que en breve nombraré.

En tiempos remotos la adopción de la simbología grupal ocurriría de forma rápida, casi automática y poco conflictiva. Al individuo se le ofrecería de manera inmediata (y por individuos poco "imaginativos", es decir, "poco individuos") un calmante/solución a su impulso representativo autónomo (7). El "paraíso perdido" quedaría así señalado, en estas primeras etapas, como localizado en la "Madre Naturaleza" y, en otras posteriores, en la "Madre Patria" (no me atrevo a decir que la simbolización sobre la "Madre Iglesia" esté originariamente relacionada con el conflicto Imaginario-grupo, aunque extienda muchas de sus raíces en él, y ocupe épocas históricas importantes).

Inicialmente, dichas simbolizaciones no dejarían espacio a grandes represiones, a grandes construcciones del Imaginario individual (8). Sin embargo, siempre habría oportunidad para alguna fuga; recordemos, lo suponemos un instinto, que siempre tiende a expresarse dado su anclaje natural (más adelante, oh misterio, acabaría adaptándose de forma asombrosa a ambientes culturales, lingüísticos).

Así, el Imaginario, y su secuela, el individualismo (9), se presentarían al principio en forma de leves brotes, pero retando y desplazando poco a poco a la simbolización grupal hacia estadios de mayor consciencia, aunque también de mayor complejidad e inestabilidad. Sería lo que llamamos propiamente “Cultura” (10).

Además, en esas primeras etapas de desarrollo, la especie humana estaría todavía inmersa en un punto álgido de su evolución natural, y muy posiblemente la capacidad representativa (imaginaria-simbólica-metafórica) de sus individuos sería "premiada" por la propia selección, que no por el grupo (11), dadas las ventajas que con respecto al medio empezaría a mostrar su existencia (lenguaje, inquietud, búsqueda, proyecto...).

Estaríamos entonces ante un proceso retroalimentativo que potenciaría y aceleraría la presencia de dicho impulso de individuación.

Como he adelantado, de la Naturaleza como elemento fundamental de simbolización se pasaría al Grupo-Tribu-Patria, y, fruto de las cada vez mayores cotas de individuación, de éste último surgiría el siguiente destino: el Mercado (12).

Mercado como nuevo lugar de acogimiento común, pero con un grado de indeterminación y libertad mayor, adecuado a las necesidades de un individuo cada vez más pujante (emergencia del Yo).

Según lo explicado, tendría sentido decir también que las simbolizaciones grupales más avanzadas ya no se presentarían como contrarias al Imaginario, sino como compensatorias del mismo, para lo cual necesitarían mantener una cuota alta de Duelo; el Mercado sería una prueba de ello.

En las épocas históricas en las que ocurriría este tercer cambio de paradigma, la especie estaría inmersa ya en plena selección cultural (de ideas, y no de individuos), habiéndose desmarcado muy notablemente de la natural (13) (14).

Aunque en un medio distinto, la individuación y la consciencia seguirían su curso ascendente, quién sabe hacia qué nuevas metáforas sostenibles y compensadoras de la Falta. Pero de momento el reto es ya considerable: la simbolización en el Mercado resulta muy complicada. Para empezar es una simbolización sobre una idea humana, y por lo tanto volátil. De hecho el Mercado no estaría todavía consolidado como símbolo, y caben dudas sobre si lo conseguirá, enfrentado como está a Imaginarios cada vez más variados y fortalecidos.

Con lo visto, y empezando por la propia hipótesis inicial, me atrevería a redefinir bajo el prisma escogido algunos de los conceptos psicoanalíticos clave:

1) Lo Imaginario se referiría a todo aquel impulso de representación metafórica (y metonímica) llevada a cabo a nivel individual, autónomo e instintivo, situado dentro de las coordenadas del narcisismo e “inquietud” basal.

2) Por Simbólico entenderíamos la expresión representativa del cuerpo social para, entre otras cosas, conciliar (15) el Imaginario (individual) con el instinto de grupo que éste tiende a “corromper”. O, en otras palabras, lo Simbólico sería la continuidad cultural del instinto imaginario.

Cabe añadir que la autonomía total que el Imaginario pretende conseguir con sus representaciones sería quimérica, estando condenada al fracaso si no cuenta con el re-direccionamiento o el re-conocimiento que sólo la figura externa simbolizante, más estable, puede realizar, denominada en psicoanálisis "paterna" o "Ley" (el papel del Padre/Sociedad siendo cada vez más crucial y complicado) (16).

Y, por fin:

3) Deseo sería la pulsión de recuperación, enraizada en la propia represión y nunca completa (siempre revisable, desplazable), del conjunto de fuerzas vitales que quedaron "secuestradas" para alimentar al imaginario: el sexo, la agresividad, los vínculos gregarios, la maternidad, etc, y cuyas capacidades de goce han quedado amplificadas al adherirse indeleblemente a ellas un componente imaginario. Esta pulsión contaría o podría contar con la anuencia grupal, es decir, tener hueco en la Ley.

Desde el enfoque adoptado (17), el Deseo podría entenderse pues como un “impulso egoísta legitimado o legitimable” que permitiera restablecer cierto equilibrio en el conflicto de instintos que se da en todo individuo nacido dentro de una Cultura.

Por su parte, habiendo estado el instinto gregario humano tan "subyugado" durante toda la historia, y presentándose actualmente en franca decadencia como objeto simbólico, puede el grupo ser, y quizás ya lo sea, objeto de deseo.

New York, Imagen de MacPepper - CC BY-NC-ND 2.0


Para concluir podemos regresar al principio y hacer notar cómo el instinto habría sido tanto el punto de apoyo desde el que paradójicamente se produce el distanciamiento inicial entre lo humano y lo natural (represiones primarias – cuerpos / instintos estigmatizados), como también el sustrato sobre el cual se promueve cierto retorno, vía el Deseo. (18).

Encontraríamos entonces en el hecho humano un camino de "ida y vuelta", camino vinculado e intrincado (quizás no podría ser de otra manera) en la propia Naturaleza (19).



Notas:

1. Señalo con mayúscula los términos del psicoanálisis que uso. También algunos otros que, aunque no lo son, toman un carácter simbólico que quiero remarcar: Naturaleza, Grupo, Cultura...

2. Sobre la conceptualización lacaniana de lo Simbólico, lo Imaginario (y lo Real) y las dificultades de consenso en torno al significado e implicaciones de "símbolo" propongo la lectura del artículo de Luis Roca Jusmet Lo simbólico como el orden necesario del lenguaje y de la ley.

3. "Lacan considera que el imaginario cumple una función clave en la formación de la noción de yo". Luis Roca Jusmet en Lo imaginario y lo simbólico: el debate entre Cornelius Castoriadis y Jacques Lacan. Tengo que decir que en ocasiones dudo si pasar a considerar como esencia primaria del "instinto imaginario" esta expresión yoica. En todo caso me contento con creer que ambas perspectivas, la capacidad representativa de contención de la Falta y la expresión yoica, serían de alguna manera dos formas de considerar una misma cosa (cosa que, en último término, resulta inasible conceptualmente: Falta).

4. Símbolo (según la RAE): "Representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada".

5. Sé que mi hipótesis inicial de un imaginario instintivo puede resultar inconsistente o artificial, especialmente para los lacanianos, quienes consideran al lenguaje como la estructura clave para entender el hecho humano. ¿Dónde está aquí el lenguaje? Intentaré explicar un poco más mi propuesta (aunque seguirá siendo reduccionista e intuitiva). Pienso que la facultad imaginativa natural preexistiría al lenguaje (aquí resalto el componente de "imagen" que todo imaginar incluye), y que muy bien pudiera no ser exclusiva de la especie humana. Dicha facultad aplicaría inicialmente a grupos e individuos, por entonces indisociados. La escisión entre el imaginario natural y el Imaginario lacaniano (lingüístico, individualizante) se produciría precisamente con la emergencia del lenguaje. Tal emergencia cabe pensarla de dos formas: como fruto de una larga evolución o como resultado de una abrupta discontinuidad. Me parece mucho más sugerente la segunda posibilidad, la de una eclosión a modo de "Big Bang Simbólico" en la que una portentosa cantidad de energía psíquica imaginaria acumulada desde "antes de los tiempos" (entendiendo tiempo como historia humana) "estalló" al fin liberando la palabra y dando lugar a un "universo de constelaciones de individuos en expansión" vinculados entre sí por "fuerzas lingüísticas y deseantes gravitatorias". (¿Cuál seria la palabra inaugural?, ¿en qué circustancias concretas surgiría?..). Con la palabra, que es contorno, que clasifica, quedaría instituida la Cultura, nueva atmósfera para un Imaginario de base instintiva pero ahora individual e individualizante, y para un Grupo no solo imaginativo sino sobre todo ya Simbólico y simbolizante. "Para Castoriadis [...] lo que Lacan llama lo simbólico es una de las dimensiones de lo imaginario, su parte normativa". Lo imaginario y lo simbólico: el debate entre Cornelius Castoriadis y Jacques Lacan. Luis Roca Jusmet.

6. La naturaleza, el grupo… cualquier elemento puede tener dos vertientes: real y metafórica.

7. "En sí, el colectivismo en tanto que inserción y subordinación del individuio, como miembro carente de independencia, en un todo social supraordinado, es mucho más antiguo y mucho más primitivo que el individualismo". Emil Brünner, La Justicia, 1943. Capítulo "Individualismo y Colectivismo", pag. 100.

8. Ni por tanto a grandes deseos, como se verá cuando se presente la definición de Deseo.

9. El Yo sería también una construcción imaginaria.

10. La búsqueda de conciliación entre instintos por parte de los grupos sería ya del orden puramente cultural, civilizatorio, orden al que afortunadamente aboca la propia estructura conflictiva, dándose entonces una posible salida a sí misma.

11. Como ejemplo citaría el fenómeno de los sacrificios humanos (en épocas primitivas y no tanto), que bien podrían interpretarse como respuestas grupales no conscientes ante la amenaza que supondría la institución del individuo (el sacrificio niega el individuo).

12. Quiero subrayar la diferencia entre el concepto de mercado y el de capitalismo o consumismo. Para mí el mercado tiene más que ver con la definición que se realiza en el primer punto del Manifiesto Cluetrain (1999): "Los mercados son conversaciones".

13. Aunque si hablamos de "salidas", habría que decir de seguido que en realidad fue la propia Naturaleza la que "nos echó" en el devenir de ese instinto imaginario del que nos hubo dotado (algo que, por cierto, no tendríamos que sentir como abandono -quizás en ello se base el daño que tendemos a hacerle- sino como liberación).

14. En términos naturales, hoy en día la especie humana estaría más distanciada que nunca de la evolución, debido a su menor dependencia del medio (medicina, producción industrial de alimentos, etc.).

15. Las primeras propuestas simbólicas comunales intentarían esa recuperación pero sin dar margen al "nuevo instinto", con lo cual éste, con el tiempo, acabaría “rebelándose” (represión desde el exterior). En este caso no se puede hablar de "conciliación".

16. Entre esos conatos situaría por ejemplo al Narcisismo.

17. Otro enfoque posible sería desde el inconsciente freudiano. Este enfoque queda a mi entender incluido en el libro de Eugenio Trías La edad del espíritu (de una forma que quizás a Freud no le hubiera gustado; sí a Jung; de cualquier manera para Trías la noción de inconsciente fue ya adelantada por Leibniz). Pienso que las conclusiones de mi aproximación son muy similares a las de Trías (salvadas por supuesto la vastedad de conocimientos y la capacidad narrativa que nos separa), aunque en su caso el Deseo queda algo desligado de los conceptos nucleares allí presentados.

18. Esta “irrupción inesperada” (y automática, añadiría) de la Naturaleza en el devenir cultural se escenificaría por ejemplo en la sorprendente analogía de las leyes de la evolución natural de organismos y las de la evolución cultural de las ideas (teoría de los “Meme” para ésta última), o en la semejanza de mecanismos tales como el las mutaciones genéticas y el de las mutaciones de los significantes en las lenguas (véase Lacan), cruciales en la evolución de las especies y la del lenguaje respectivamente.

19. El instinto como algo necesario para dotar a lo humano de estabilidad. Según mi opinión esta sería la razón primordial para considerar la crisis ecologica actual como uno de los problemas más graves a los que se ha enfrentado la humanidad.



sábado, 16 de mayo de 2015

Lo oculto y lo íntimo

Esta fotografía publicada ayer en El País me ha hecho recordar un relato que escribí hace algún tiempo, titulado "Manos".


La imagen forma parte de una muestra fotográfica por entregas denominada No oculto nada. En ella, y con la corrupción como telón de fondo, Alberto Schommer retrata a diversos políticos madrileños mostrando las palmas de las manos.

Del video de presentación del proyecto me resultan interesantes las últimas explicaciones del autor. Después de hablar de la relación que él intuye entre unas manos limpias y la honestidad, dice lo siguiente sobre la técnica utilizada: "La fotografía analógica tiene una sensación que es suave, envolvente y que, realmente, es sensual". Como si en realidad se refiriera a desnudos...


"Manos"

Me había apuntado a un curso de teatro. Aunque era el primer día de clase, el profesor no se anduvo con contemplaciones: como ejercicio para conocernos ofreceríamos las manos a un compañero para que éste las explorara con el olfato. Se oyeron algunas risas nerviosas.

Siguiendo sus instrucciones, la chica que tenía al lado se colocó frente a mí. Los dos mediríamos más o menos lo mismo. Me fijé en su pelo: largo, lacio, de un castaño claro. Lo llevaba recogido de modo casual, tan casual como la ropa deportiva que vestía. En su cara, delgada y de ojos vivos, se dibujó una sonrisa.

Nunca había pensado que pudiera sentir las manos desnudas, pero al abrirlas ante ella esa fue la sensación que me invadió. ¿Me las había lavado hoy? Sólo recordaba la ducha de la mañana. ¿Qué había tocado, retenido, manoseado desde entonces? ¿Habría quedado en ellas alguna huella vergonzosa? Me sentí expuesto e impuro. Y noté que me ruborizaba.

Que ella cerrara los ojos poco iba a cambiar, pero agradecí que lo hiciera. Primero con acercamientos tímidos, y paulatinamente de forma más confiada empezó a olfatear las palmas de mis manos, palmas que yo intentaba convertir en pantallas que me alejaran de allí. Aún así nada podía hacer por dejar de notar su respiración sobre la tensión de mi piel. Lleno de inquietud temí que se atreviera a subir más. Y así fue: pronto emergió entre mis dedos. Su rostro, impetuoso, fue introduciéndose entre ellos, presionándolos incluso, o posándose sobre las yemas. Mis manos se iban ahuecando. En ocasiones, cuando los localizaba, se demoraba en algún lugar para aspirar más profundamente cada uno de mis olores, fueran éstos ocres o azulados, húmedos o agrios. Mi indefensión era completa; ya nada podía ocultarle. El corazón me latía con fuerza. Sin poder dejar de mirarla la vi ascender ahora por el lateral de mi dedo medio. Como reclamada por un hallazgo, súbitamente se detuvo en un punto muy concreto durante unos segundos. Entonces su gesto se endureció e, inesperadamente, un fuerte gemido surgió desde muy dentro de su ser. Estremecido, y no teniendo ocasión para reprimirlo, mi cuerpo replicó con otro quejido idéntico: corto, profundo, reflejo. El tiempo se detuvo, fijos ambos en aquel descubrimiento.


jueves, 7 de mayo de 2015

Platón, Hegel, Nietzsche y la Coca-Cola

Kiko Veneno

La idea platónica de un alma pura encarcelada en un cuerpo corrupto es considerada precursora del concepto, ampliamente explotado por la religión católica, de Cielo como lugar de liberación final. (Un cuerpo que, según mi parecer, sería oportuno considerar contorno o silueta del Yo-Individuo).

Con Hegel (¿quizás también con otros?) el dualismo cuerpo-alma adoptaría otro sesgo. Desde una óptica más estoica Hegel diría que “lo finito pertenece a lo infinito y este se expresa en aquel”, que “el Absoluto debe ser pensado como sujeto”, o que “el Absoluto se piensa a sí mismo en nuestro pensar” (La Aventura del Pensamiento: Hegel, audiovisual conducido por Fernando Savater, min. 8). Así, lo Absoluto tendería a liberarse ahora en el propio Mundo, siendo cada uno de nosotros el medio escogido para su manifestación como Razón o Verdad.

Debido quizás a la inesperada posición de fuerza que lo anterior supone, pero considerándolo insuficiente ("en el colectivismo universalista -Platón, Hegel- el individuo es sacrificado a las ideas y a los valores abstractos del espíritu universal". Emil Brünner, La Justicia, 1943. Capítulo "Individualismo y Colectivismo", pag. 102), con Nietzsche el Yo-Individuo tomaría cartas en el asunto para afirmar que la prisión es en realidad el alma (o, más bien, la idea tradicional de alma), siendo el cuerpo el apresado. La fortuna de la liberación correspondería, por tanto, a este último. (Lo que en realidad dijo Nietzsche fue que "Alma es solo una palabra para designar algo en el cuerpo" - ver "Alma mía", de Enrique Lynch -; pero al hacerlo redefinió alma).

Aunque agradecidos a Nietzsche, llegada la contemporaneidad nos encontramos con argumentos para pensar que el contencioso no pudo resolverse de una forma tan triunfal. Por ejemplo, aparecen ante nosotros conclusiones del tipo “Reir y llorar” como la que sigue, fórmula que comprende las anteriores y que, todavía esperanzadora, muestra una nueva visión sobre las relaciones entre “lo de aquí” y “lo de allí”, quedando además esto último trasmutado en una forma cercana y, quizás, acogedora:

Lloran las ramas
Azotadas por el viento
Y las raíces se están riendo
En la oscuridad

Sentado en la fuente
Me mojo la cara
Y un aire caliente...
Malditas palabras

La Coca-Cola
Siempre es igual
Pero yo no,
Yo puedo cambiar

Ya no quiero más
Tener buena suerte
Abrázame fuerte
Y hazme volar
Hazme reír
Hazme llorar
Reír y llorar

Mirando a los cielos
Con los pies en la maceta
Yo también tengo
Mi fórmula secreta

La Coca-Cola
Siempre es igual
Yo a veces tampoco
Puedo cambiar

Ya no quiero más
Tener buena suerte
Y abrázame fuerte
Y hazme volar
Hazme reír
Hazme llorar
Reír y llorar

(Kiko Veneno. Reir y llorar. Disco "Échate un cantecito", 1992)


sábado, 18 de abril de 2015

Islas interiores

Sobre Naúfrago ("Cast Away", 2000. Robert Zemeckis, Tom Hanks).

No recomiendo leer lo que sigue si no has visto la película, o pensado sobre ella.

 

Me ha gustado Naúfrago, una película que añade más que recrea al famoso Robinson Crusoe.

Tom Hanks cae en una isla de soledad necesaria. Quizás no todos los que llegan a ellas consiguen salir, pero quienes regresan lo hacen con otra actitud: con "la actitud".

La Naturaleza absorberá al naúfrago casi por completo; abatido ante ella éste se dejará finalmente extraer toda la soberbia. Y si el deseo sobrevive podrá intentar una vuelta para la que estará más preparado que nunca.

Así, bajo mi punto de vista, la filosofía que mueve al film estaría muy conectada con una visión spinoziana de la libertad, visión “poco alentadora y paradójica” según la cual la libertad “aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado”. (Fuente de los entrecomillados: Wikipedia).

Siguiendo con esa isla a la que Tom Hanks va a parar, agradezco la renuncia de su director a presentárnosla como un lugar idílico. En la Naturaleza de Zemeckis hay cierta calidez, pero rara vez concesiones (salvo al capitalismo).

Digno de mención aparte es el tratamiento dado en Naúfrago al fetiche. Al igual que ocurre con muchos otros fenómenos de la dinámica tribal y de la psicología profunda, el concepto de fetiche resulta impenetrable desde una simple definición. Pero con Wilson sí hay profundidad, sí hay aportación de sentido: se traspasa la barrera. Bien por Zemeckis.

Sólo me queda añadir que, como tributo a la Naturaleza, o a lo que ella representa (y en esto sigo coincidiendo con Spinoza), espero que Tom Hanks y Zemeckis sean más cuidadosos  en adelante con los desperdicios que generan y con el uso de la gasolina en camionetas y aviones para poder vivir en medio del campo, o para hacer cine.

http://www.filmaffinity.com/es/userreviews/1/348567.html

sábado, 28 de marzo de 2015

"Last night a dj saved my life"

Imagen de Sylvain SECHET - CC BY-NC-ND 2.0

Si esencia y apariencia coincidieran, no haría falta la ciencia”, Karl Marx.

Hubo una época en la que determinado método científico empezó a confundirse con la Ciencia misma. Ocurrió a partir del siglo XVII, siguiendo las corrientes filosóficas del Racionalismo y, un poco más tarde, del Positivismo.

Tal confusión se forjó al albor de unos avances técnicos espectaculares, gracias a los cuales el método científico que les puso rúbrica (y que denominaremos "cuantitativo") alcanzó una hegemonía que no sólo fue marca de la Modernidad, sino que sigue siendo santo y seña de nuestros días. Esa hegemonía ha configurado además la forma tanto de la propia ciencia como de la economía, la política y la sociedad occidental.

"Reconstruyendo la historia de la modernidad, Ortega describe cómo el espíritu del racionalismo se hizo fuerte en el ámbito de la ciencia y, precedido por sus éxitos en ese terreno, se lanzó a la conquista de todos los demás". Domingo Fernández Agis: "Ciencia, técnica y política en el pensamiento de José Ortega y Gasset", pag. 2.

Cabría añadir que tal evolución histórica (conquista/invasión/desplazamiento positivista) fue seguramente inevitable por otro motivo: positivismo y racionalismo nacieron también como reacción ante otro gran imperio, el de la Religión. En este sentido, algunos de sus logros han sido fundamentales; es más, la duda que inaugura el racionalismo, o la modestia con la que se presenta el programa positivista ("el saber positivo se atiene humildemente a las cosas") resultan incluso plausibles. Pero, como digo, su alcance o ambición no quedó ahí.

Progreso, novedad, productividad, inmediatez, seguridad, objetividad... son algunas de las palabras clave que identifican al modelo positivista. Con cierta reserva hacia algunas de ellas se erige en la contemporaneidad otro enfoque que muchos pretendemos defender para las ciencias sociales, y que podríamos denominar "conjetural", "hermeneútico" o "interpretativo". En concreto, este enfoque toma como condición fundamental para su labor la subjetividad o anclaje histórico y personal del científico, algo que es rechazado de plano desde la perspectiva positivista (de forma muchas veces oportuna en las ciencias naturales-materiales, pero no fuera de ellas). Esta diferencia anuncia al mismo tiempo un cambio radical de posición: frente al punto de partida cartesiano de "no tomar nada por verdadero" (Introducción al Racionalismo - Educatina - min. 5:23) (re)surge un "no tomar nada por falso" hermeneútico.

Por supuesto, la metodología cualitativa no renuncia a la objetividad; más bien, la hace trabajar junto a la subjetividad. Volveremos sobre ello más adelante. Pero ahora me interesa enumerar las que, bajo mi punto de vista, han sido las consecuencias de la apropiación del concepto de Ciencia por parte de positivismo y racionalismo:

1) Desde la óptica imperante se da a entender que todo aquello que no puede ser ("todavía") resuelto bajo su método no tiene rango de problema. Son, simplemente, "cosas que pasan", como los sueños.

Esta relegación, a su vez, habría retrasado el desarrollo del conocimiento en el mencionado campo de las humanidades, un campo donde la necesidad de saber es cada día más acuciante:

Freud, mentor del psicoanálisis y del inconsciente, a la par que empeñado positivista, escribe en "El malestar en la Cultura" (1929): "El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo, condenado a la decadencia y a la aniquilación [...]; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin, de las relaciones con otros seres humanos. El sufrimiento que emana de esta última fuente quizá nos sea más doloroso que cualquier otro; tendemos a considerarlo como una adición más o menos gratuita, pese a que bien podría ser un destino tan ineludible como el sufrimiento de distinto origen".

2) La omnipotencia del enfoque científico cuantitativo puede convertirse también en origen de un rechazo social hacia la Ciencia (léase Conocimiento) en general, precisamente por su tendencia a imponerse en campos en los que está muy limitado para aportar un entendimiento satisfactorio.

Nuevamente, Ortega y Gasset expresa de forma recurrente en su obra este principio de rechazo: "La ciencia está en peligro (...) no digo con ello que la colectividad europea haya dejado radicalmente de creer en la ciencia, pero sí que su fe ha pasado, en nuestros días, de ser fe viva a ser fe inerte". "Historia como sistema" (1935). O. C. Vol. VI, pág. 20.

Pero las consecuencias pueden ir todavía más lejos, en el sentido de estar el positivismo alimentando imprevistamente lo que considera su antagonista: la pseudociencia.

Para ilustrar estas implicaciones propongo la lectura de una editorial reciente (27 de marzo de 2015) del diario El País sobre la tragedia aérea de la Germanwings (2015), tragedia que presuntamente provocó de forma intencionada el joven copiloto bajo cuyo mando quedó momentáneamente la nave, y que costó la vida a los 150 pasajeros. El título de la editorial es ya muy indicativo, además de inquietante: "Ante el vacío". Frente a la "sensación de irracionalidad" por lo ocurrido, el diario concluye diciendo que "la respuesta que se puede dar, a falta de explicaciones, apunta más a los oscuros laberintos del interior del ser humano, donde actúan fuerzas muchas veces imperceptibles e incomprensibles".

Pareciera que el tachar algo de imperceptible o irracional lo dejara fuera de toda posibilidad de conocimiento. Así, "Ante el vacío", es también pues la posición en la que puede quedar el lector del artículo. Además, la sombra del ocultismo no se hace esperar y aparece en el siguiente artículo de opinión del periódico sobre este tema, publicado el 4 de abril de 2015 y titulado "Andreas Lubitz y el efecto Lucifer".

Volviendo a las férreas restricciones impuestas por (o asumidas ante) el paradigma científico dominante, encuentro todavía una tercera consecuencia de las mismas:

3) El enorme vigor del método positivista-racionalista habría causado un retraimiento de las voces que tienen algo que aportar para su superación/complementación, instalándose en ellas un complejo de inferioridad.

Sin embargo, el abordaje interpretativo debería mostrar su potencialidad para (volver aocupar posiciones de mando. Y ello, sin ánimo de anular el enfoque positivista, sino de resituarlo (sobre la importancia y vigencia de dicho enfoque, así como sobre la necesidad de su convivencia con los métodos cualitativos propongo la lectura de este interesante artículo firmado por Pedro Manuel Rodríguez Rojas: “El positivismo y el racionalismo no han muerto”).

Esa potencia de la metodología interpretativa a la que me refería se basa, además de en una exigencia de racionalidad compartida con (o heredada del) racionalismo-positivismo, en una posición (inevitable) de escucha y diálogo que, junto con la asociación de ideas, va tejiendo de forma lenta una red de comprensión o sentido cuyos límites terminan escapando del ámbito individual.

Si el racioalismo-positivismo se enfrentaba a un mundo sentido como ajeno (los proyectiles y sus parábolas aéreas no dan ciertamente mucho más de sí) para formalizar sobre él leyes empíricas contrastables, con la nueva (y también vieja) aproximación sería la realidad, que ahora se muestra comprometedoramente cercana (¡otra vez!), la que puede llegar a ofrecerse en un intercambio, porque el (re)descubrimiento es que esa realidad está conectada con nosotros

Dicho todavía de otra forma: es en la pulsión de conocimiento (humano, yoico, ¡positivista!) y en la apertura dialogante a que dicha pulsión se ve abocada donde se descubre (mediante aprendizaje asistido) un "sexto sentido" capaz de realizar conexiones y transferencias con lo que nos rodea, acortando distancias y promoviendo cambios.

De manera que, permítaseme, lleguemos incluso a encontrar a un dj capaz de salvarnos la vida (Last night a dj saved my live, 1982), y decirnos orgulloso:
"There's not a problem that I can't fix
Cause I can do it in the mix"



O a un irreverente Peret, de locura lúcida y marginalidad asumida, que sale del ataúd para cantarnos (Borriquito, 1971) todo lo que puede conseguir con "con sólo seis letras" (vocales, se supone):




Quisiera cerrar este artículo citando al filósofo Eugenio Trías, quien en su libro La edad del espíritu (tercer libro: De la razón al espíritu, capítulo 1: Las siete categorías del espíritu. Del símbolo a la razón, apartado III.), al repasar las "siete épocas del espíritu" dice que en el eón 6 se produce "El descubrimiento de un núcleo inconsciente que se halla más allá de todo control racional", tras lo que "Surge una época del mundo en la cual el espíritu, disciplinado por la razón, no puede menos de iniciar una experiencia de aproximación a ese continente olvidado, u ocultado, que se revela a través de las formas simbólicas". Finalmente, en el eón 7 se produce "La apertura de un horizonte de reconciliación entre el símbolo y la razón en el espíritu".


Artículo relacionado: "La última imposición de Andreas Lubitz"


viernes, 20 de marzo de 2015

Self Reflex

Necesitaba una imagen para el encabezado de este blog y del de mi cuenta en Storify (1) (https://storify.com/FranciscoVinal), ambos titulados "Realidad Comprensible". 

No se me ocurría qué imagen poner, y por probar o inspirarme hice una búsqueda en flickr.com sobre entradas con la etiqueta "self" (que además tuvieran una licencia CC adecuada). Así es como dí con esta fotografía de Mario Mancuso, self reflexhttp://goo.gl/yVTb54:



_RedShoesGirl_ hace este comentario en flickr sobre ella: "hard to tell what's real, what's a reflection and what looks to be paintings. excellent!" (difícil distinguir qué es real, qué es un reflejo o aquello que parecen ser pinturas. Excelente!).

¿Por qué hice una búsqueda sobre "self" (yo, uno mismo)? Esto viene de en una de mis hipótesis: todo conocimiento nace de un impulso yoico, subjetivo (también conquistador o dominante, pero un impulso que al contacto con la realidad acaba modificando al propio aventurero y también sus aspiraciones y disposiciones reclusivas -círculo hermeneútico-).

La fotografía self reflex me interesó de inmediato, y pensé que podría ser una buena opción. Además de la presencia del "self" (muchos "self" en este caso), con su quietud la imagen aportaba un orden que resultaba apropiado para al nombre del blog. También lo era que mostrara un espacio interior, bajo tierra, protector, además de construido y accesible (escaleras).  Pero al mismo tiempo, y esto me lo ha sugerido el comentario de _RedShoesGirl_, hay en la fotografía de Mancuso cierto misterio. Y sí, para que algo sea comprensible debe primero encerrar una pregunta.


(1) Storify es una herramienta para la curación de contenidos que permite la agregación rápida y ordenada de elementos de la red con los que componer una "historia" sobre una temática determinada. 

Otras fotos de cabecera:

    Imagen: Josbert Lonnee - Dominio público


martes, 17 de marzo de 2015

Realidad Comprensible

La curación de contenidos surge como una necesidad de orientación ante la abrumadora cantidad de información volcada en internet, y al mismo tiempo como aportación de valor a las organizaciones que la practican.

Según la definición del curador de contenidos y experto en estrategias digitales Tom George (www.internetbillboards.net/author/tomgeorge), “un curador de contenidos es alguien que encuentra, organiza, presenta y comparte información valiosa (contenido) de muchas formas, sobre un tema específico, de manera que proporciona al lector su visión sobre el tema, buscando el debate sobre el mismo”. http://goo.gl/YXBcjM

La curadora de conenidos Dolors Reig dice en 2010 en su blog “El Caparazón” (www.dreig.eu/caparazon): “El curador de contenidos o el intermediario crítico del conocimiento, es un profesional, interno o externo, especialmente implicado con el conocimiento, que asesora sobre la información más relevante de su sector de actividad”. http://goo.gl/eFTDyi

Por lo tanto, al curador de contenidos se le requieren, además de competencias en la materia a tratar, habilidades transversales que proceden de diversos ámbitos profesionales: experiencia como documentalista, como periodista, como social media, etc. Pero no sólo esto; también se espera de él o de ella que aplique su criterio propio. Y cuando hablamos de visión personal o, en definitiva, de subjetividad asociada al conocimiento entramos de lleno en el terreno de la interpretación, es decir, de la hermeneútica contemporánea como “teoría universal de la comprensión” (Hans-Georg Gadamer). http://goo.gl/kLWIHf.

"La perspectiva hermenéutica, que no es una teoría cerrada sino una actitud y un estilo orientados a y por la comprensión, constituye un acceso adecuado a los “mundos interpretados”, a las culturas. Interpretar y comprender, interpretar para comprender, son las palabras y las actitudes clave de la hermenéutica: interpretar símbolos para comprender culturas, interpretar prácticas para comprender sociedades, interpretar textos, o imágenes, para comprender contextos y viceversa" (Claves de hermenéutica: para la filosofía, la cultura y la sociedad. Andrés Ortiz-Osés y Patxi Lanceros. Bilbao: Universidad de Deusto. Departamento de Publicaciones, 2005. Pág. 585). http://goo.gl/Vw1MG6.

El pasaje de la información a la comprensión, ese es el reto del hermeneuta y del curador de contenidos.

(Recomiendo el artículo de Jaime Valdés Cifuentes: "Content Curator: encontrar una aguja en un millón de contextos cambiantes".)