jueves, 4 de junio de 2015

Caer en la cuenta. Vértigo de Hitchcock



Acabo de revisar Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958) tras saber que el filósofo Eugenio Trías habló sobre ella en su libro Lo Bello y lo Siniestro.

Viéndola me he dado cuenta que recordaba escenas y sospechas, entre ellas una muy traumática, la espeluznante caída del policía (¡transgresora infancia mía de los rombos!).

He escrito este texto porque creía entrever en la película cierto significado oculto. Y ha surgido esta interpretación:

En Vértigo, Hitchcock apela a nuestra ingenuidad para que nos dejemos llevar por la de Scottie, y una vez dentro, nos plantea un juego de espejos en el que varios personajes femeninos (la falsa Madeleine, Carlotta Valdés, Judy...) parecen remitir a uno solo: la verdadera Madeleine, a la postre auténtico objeto de deseo imaginario para Scottie.

Pero esa verdadera Madeleine es un imposible para él, por muchos motivos: primero porque es la esposa de su amigo, segundo porque le es desconocida y, tercero, porque está muerta.

Un círculo vicioso del que Scottie solo podrá salir, curiosamente, llevando su obsesión hasta las últimas consecuencias. Esta paradoja funciona en paralelo con otra: la oportunidad de emergencia de una nueva personalidad a partir del mimetismo. Posibilidad que finalmente no se concretará porque, nueva paradoja conectada con la anterior, Judy resultará ser una copia (demasiado) exacta de la falsa Madeleine. Sí, tanto contrasentido marea, pero es que aún ha quedado otro por el camino: la resistencia al mimetismo en Judy como intento de pasar desapercibida. Y creo que ahí acaban; dejando por fin atrás las espirales, y esperando que encuentren sostén unas en otras, podemos retomar la película en su desenlace para decir que, de alguna manera (trágica), éste hará justicia a la infidelidad que alimentó el deseo imaginario, a la par que permitirá a Scottie vencer su vértigo.

Profundizando todavía un poco más en el juego de espejos e identificaciones al que hacía referencia antes, podemos situarnos ahora en la hipótesis extrema de que todas las versiones de Madeleine fueran en la cabeza de Hitchcock un único personaje que éste presentara múltiplemente desdoblado (o troceado) a su protagonista Scottie. Pienso que con ello la película se dejaría sacar otros matices. Así, desde la nueva referencia, podríamos hacer esta lectura del argumento de la película: una mujer que es secretamente rechazada o utilizada por cierto individuo se convierte en objeto de "deseo" obsesivo para otro. Siguiendo con la hipótesis de un falso y encubridor desdoblamiento fílmico identificaríamos también la complicidad de ese personaje femenino matriz en su propia defenestración y posterior adulterio (real o imaginario). O, por último, nos atreveríamos a completar el cuadro de la única Madeleine a través de Midge, la amiga del protagonista, quien le aportaría una vertiente de abnegación maternal.


Vértigo, pues, se perfila ante mis ojos como una metáfora sobre determinadas relaciones paterno-materno-filiales perversas, en las que la capa superior promueve la seducción y el apego como mecanismos de ocultación.

En el caso de la figura patriarcal u oligárquica representada por Gavin Elster, dicha ocultación se referiría a su impulso de acumulación; un personaje el de Gavin que es víctima a su vez de los brillos de una Modernidad vertiginosa, llena de cimas y precipicios y poco proclive a la re-creación (como el cuerpo de Judy). La actitud de Gavin desemboca en la destrucción en vez del cambio.


Por su parte, en el personaje "filial" masculino (el de Judy también tendría un componente "filial"), sobre el que recae el acento de la película, el vértigo sería la expresión de una oscura necesidad de caída (¿rechazo más atracción?), y la superación de la misma sólo posible tras descubrir las partes menos amables del imaginario que la forjó.


Tenía razón Trías: lo bello y lo siniestro van de la mano, no puede darse lo uno sin lo otro. Para explicárnoslo mejor, Vértigo se sitúa en el límite, invitándonos de paso a pensar que quizás lo óptimo sería algún punto intermedio.


Materiales

Seguramente estos collages míos del 2007 tengan algo que ver con Vértigo. El recortable del que parten recuerda, según me apuntaron en su día, tanto al muñeco de "inocente-inocente" como a la silueta de un crimen:




Por último, también he encontrado esta canción de Lemonheads (Into your arms, 1993) en la que se busca un lugar cálido y seguro ante una posible caída, mensaje redentor y fácilmente relacionable con todos los personajes de la película, por distintos motivos en cada caso: con Scottie, con Calvin, con Midge y con Madeleine-Judy, cuyas últimas palabras son precisamente: "Oh, Scottie, please. You love me now, you’ll keep me safe":





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