Algunas noches de verano, las gaviotas sobrevuelan sin descanso la Cara del Moro y el Castillo de Santa Bárbara.
Gracias a unos potentes focos, las aves, al igual que los restos del antiguo baluarte alicantino, se alzan brillantes sobre la ciudad dormida; extrañas a su letargo, dominan desde la altura el barrio viejo, la playa y el puerto, sumidos a esas horas en una espesa y negra quietud ligeramente bañada de brisa marina.
Desafiando el vértigo, las gaviotas se enzarzan en frenéticas espirales junto a la mole rocosa. Durante estos lances cruzan entre sí violentos graznidos, como si se increparan; y lo hacen con tal intensidad e insistencia que por momentos parecen a punto de pronunciar una primera palabra; pero nunca la dicen: repiten indefinidamente esos agudos sonidos cuyos ecos se cuelan en lo sueños y en los desvelos de la antigua Lucentum.
Al día siguiente descienden del Benacantil, y se las ve de nuevo silenciosas y solitarias surcar la orilla del Mediterráneo, desplegando su imponente belleza blanca y decorando el cielo azul con su habitual vuelo sin lastres; un vuelo sereno, majestuoso y eterno.
Disturbed dreams under mount Benacantil
(translation into English by Dr Irina Reyero-Sans)
Some summer nights, the seagulls fly over La Cara del Moro and Santa Bárbara Castle without rest.
Imposing, both the birds and the remains of the Alicantinian stronghold alike shine over the dormant city, thanks to powerful floodlights. High above, unaware of the city´s lethargy, the seagulls rule over the old quarters, the beach, and the harbour which, in the small hours, sink into a deep and dark calm washed in sea breeze.
Defying vertigo, the seagulls get mixed up in a frenetic spiral next to the rocky mass. During these episodes, the birds exchange violent squawks as if scolding one another. They do it so intensely and insistently that for a moment they seem to be just about to utter their first word... but they never do. They repeat those never-ending shrilling sounds whose echoes slip into the dreams and troubles of the ancestral Lucentum*.
The next day, the seagulls descend from Mount Benacantil. One can see them silent and lonely again while they fly through the Mediterranean shores, spreading their splendid white beauty, adorning the blue skies with their usual ballast-free flight... a serene, majestic and everlasting flight.
Viéndola me he dado cuenta que recordaba escenas y sospechas, entre ellas una muy traumática, la espeluznante caída del policía (¡transgresora infancia mía de los rombos!).
He escrito este texto porque creía entrever en la película cierto significado oculto. Y ha surgido esta interpretación:
En Vértigo, Hitchcock apela a nuestra ingenuidad para que nos dejemos llevar por la de Scottie, y una vez dentro, nos plantea un juego de espejos en el que varios personajes femeninos (la falsa Madeleine, Carlotta Valdés, Judy...) parecen remitir a uno solo: la verdadera Madeleine, a la postre auténtico objeto de deseo imaginario para Scottie.
Pero esa verdadera Madeleine es un imposible para él, por muchos motivos: primero porque es la esposa de su amigo, segundo porque le es desconocida y, tercero, porque está muerta.
Un círculo vicioso del que Scottie solo podrá salir, curiosamente, llevando su obsesión hasta las últimas consecuencias. Esta paradoja funciona en paralelo con otra: la oportunidad de emergencia de una nueva personalidad a partir del mimetismo. Posibilidad que finalmente no se concretará porque, nueva paradoja conectada con la anterior, Judy resultará ser una copia (demasiado) exacta de la falsa Madeleine. Sí, tanto contrasentido marea, pero es que aún ha quedado otro por el camino: la resistencia al mimetismo en Judy como intento de pasar desapercibida. Y creo que ahí acaban; dejando por fin atrás las espirales, y esperando que encuentren sostén unas en otras, podemos retomar la película en su desenlace para decir que, de alguna manera (trágica), éste hará justicia a la infidelidad que alimentó el deseo imaginario, a la par que permitirá a Scottie vencer su vértigo.
Profundizando todavía un poco más en el juego de espejos e identificaciones al que hacía referencia antes, podemos situarnos ahora en la hipótesis extrema de que todas las versiones de Madeleine fueran en la cabeza de Hitchcock un único personaje que éste presentara múltiplemente desdoblado (o troceado) a su protagonista Scottie. Pienso que con ello la película se dejaría sacar otros matices. Así, desde la nueva referencia, podríamos hacer esta lectura del argumento de la película: una mujer que es secretamente rechazada o utilizada por cierto individuo se convierte en objeto de "deseo" obsesivo para otro. Siguiendo con la hipótesis de un falso y encubridor desdoblamiento fílmico identificaríamos también la complicidad de ese personaje femenino matriz en su propia defenestración y posterior adulterio (real o imaginario). O, por último, nos atreveríamos a completar el cuadro de la única Madeleine a través de Midge, la amiga del protagonista, quien le aportaría una vertiente de abnegación maternal.
Vértigo, pues, se perfila ante mis ojos como una metáfora sobre determinadas relaciones paterno-materno-filiales perversas, en las que la capa superior promueve la seducción y el apego como mecanismos de ocultación.
En el caso de la figura patriarcal u oligárquica representada por Gavin Elster, dicha ocultación se referiría a su impulso de acumulación; un personaje el de Gavin que es víctima a su vez de los brillos de una Modernidad vertiginosa, llena de cimas y precipicios y poco proclive a la re-creación (como el cuerpo de Judy). La actitud de Gavin desemboca en la destrucción en vez del cambio.
Por su parte, en el personaje "filial" masculino (el de Judy también tendría un componente "filial"), sobre el que recae el acento de la película, el vértigo sería la expresión de una oscura necesidad de caída (¿rechazo más atracción?), y la superación de la misma sólo posible tras descubrir las partes menos amables del imaginario que la forjó.
Tenía razón Trías: lo bello y lo siniestro van de la mano, no puede darse lo uno sin lo otro. Para explicárnoslo mejor, Vértigo se sitúa en el límite, invitándonos de paso a pensar que quizás lo óptimo sería algún punto intermedio.
Materiales
Seguramente estos collages míos del 2007 tengan algo que ver con Vértigo. El recortable del que parten recuerda, según me apuntaron en su día, tanto al muñeco de "inocente-inocente" como a la silueta de un crimen:
Por último, también he encontrado esta canción de Lemonheads (Into your arms, 1993) en la que se busca un lugar cálido y seguro ante una posible caída, mensaje redentor y fácilmente relacionable con todos los personajes de la película, por distintos motivos en cada caso: con Scottie, con Calvin, con Midge y con Madeleine-Judy, cuyas últimas palabras son precisamente: "Oh, Scottie, please. You love me now, you’ll keep me safe":